Desnudando a Buyo 4.2...


Llegados a la mitad de mi entrenamiento que me llevará a París, toca hacer un alto en el camino y dar a conocer los entresijos de este reto. ¿Por qué Buyo 4.2?...


Algo así está claro que no nace de un día para otro, que estoy aburrido en mi casa y me pregunto, ¿qué hago? Pues salgo a correr. Aunque encajara en mi persona, esto no ha sido así. Todas aquellas cosas que te van ocurriendo desde pequeño, van sumando sin darte cuenta e influyen a la hora de tomar cualquier decisión. En la vida me ha ido bien; que digo bien, me ha ido increíblemente bien. Me paro a pensar y creo que todo aquello que me he propuesto lo he conseguido. Está claro que no sin esfuerzo. Detrás de todo propósito ha habido un trabajo por mi parte. Así, el resultado siempre ha sido el mismo: ahí lo tienes Buyo, disfrútalo. La clave de esto, la compartía hace poco con un amigo: en mis planes no contemplo la opción de fracasar. El correcaminos de mi tobillo me recuerda cada día que no es posible que el fracaso me dé alcance. Aunque también pienso que ayuda poder encontrarte con el éxito sin darle demasiada importancia a este impostor. 


De una forma u otra, la consecución de objetivos no te lleva a otra cosa que a proponerte el siguiente. Si alguien me conoce, sabe que me gustan los retos y que soy muy impaciente. Tengo un reto, lo hago hoy y lo supero ayer. Este es diferente y por eso es tan duro. Requiere de paciencia, esfuerzo y dedicación; no es algo que puedas llevar a cabo de un día para otro. Quizás es lo que me llama más la atención de él: voy a tener que luchar contra elementos que no domino y ahí radica el verdadero desafío. Pero aparte de los retos y la impaciencia, si hay algo que me caracteriza es que no me gusta perder. Y lo peor de todo, confío plenamente en no hacerlo. Esto significa que tengo que sacar todo lo que llevo dentro y más allá para que no haya un conflicto serio entre las dificultades de este reto y mi confianza. 


¿Cómo es capaz de hacer eso? Es la pregunta que me martillea la cabeza cada vez que conozco a alguien que es capaz de superarse a sí mismo, incluso por encima de sus posibilidades. Es increíble ver como  hay personas que ante cualquier dificultad, sea la que sea, son capaces de reinventarse en otra persona, muy diferente, pero a su vez, sin dejar de ser la misma persona. Cambian sin cambiar y consiguen cambiar a los demás. La grandeza del ser humano no tiene límites.


Y hablando de superar dificultades, Dios me ha dado la oportunidad y la gran suerte de conocer a personas que sueñan cada día con poder correr sin poder hacerlo y que las llevo en mi mente en el asfalto. Se enfrentan a su situación con horas y horas de esfuerzo, sudor y una capacidad de superación que no os podéis imaginar, y doy por sentado que darían todo el oro del mundo por dejarse el pulmón a un ritmo taquicárdico corriendo y sintiendo la libertad de poder hacerlo.


Si alguien me preguntara, Buyo, ¿por qué este reto? ¿Por qué corres? No dudaría en mi respuesta: Porque puedo.





Comentarios

  1. Grandes palabras, si señor

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    1. Las grandes personas, tienen grandes historias detrás de ellas...

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  2. Sólo digo que: Ole ole y ole! (En tiempos de carnaval estamos...).
    En serio, Buyo, me ha encantado, superación al 200%. A seguir, ánimo!

    Rubén.

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    1. Gracias Rubén,ahí seguimos. Queda mucho trabajo...pero me quedan muchos motivos...:D
      Un abrazo!

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  3. Crack...
    este maratón me suena a tu propio "Camino de Santiago"...gracias por compartirlo...
    "más importante que la meta es el camino"

    besicos!!!!

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  4. Sin duda el camino es para disfrutarlo. Una casa se disfruta más si uno la va construyendo poco a poco. Este finde supero los 2000km...¡Qué vértigo! Un placer poder compartirlo contigo. Un beso fuerte!

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