Trail Nocturno Arcos...
La agonía y sufrimiento..las heridas en mis pies...el cansancio y machaque mental...y el cada vez menos importante escalón al que subir...lo juntas todo y obtienes el primer podio en la general que consigo, tan sólo detrás de un corredor.
Una serpiente de luces en la oscuridad desfilaban por la montaña intentando ser las protagonistas de la noche en Arcos. Tenía la sensación de inquietud que aflora cuando uno ha hecho los deberes. La sequedad en mi garganta volvía a aparecer en el ocaso. Algo hago mal. Lo pago tras una salida que me deja unos 20 corredores enfilándose por un sendero. Comenzamos a subir. Un tremendo sube y baja nos esperaba zigzagueando por las callejuelas de un Arcos que se echaba a la calle para animar a los corredores. Tras ir sobrepasando corredores y sufrir demasiado en las subidas me encuentro con un ritmo algo incómodo en el km 7 y con perspectivas de volver a subir. Creo que hasta ahora he apretado lo suficiente para estar bien colocado. Llega la subida; otra más, pero esta vez con el cansancio acumulado mucho más cruel. Unas pendientes que apuntaban hacia el mismo cielo iban apareciendo tras cada esquina. No quería ni mirar. Tenía que ir echando mano de los quicios de las ventanas, de las barandillas de la pared...¡parecía que era una lagartija en vez de un corredor!
Coronamos Arcos y llega mi terreno: la cuesta abajo. Dejo atrás al corredor con el que voy. Prometo que no me he matado de milagro. De 10 carreras iguales no creo que hubiera bajado tan rápido en ninguna de ellas. La zancada se prolongaba hasta casi más allá de mis piernas y el freno que echaban otros corredores yo lo llevaba completamente liberado. Tras salir del pueblo y volver a adentrarnos en la maleza una nueva cuesta más empinada de lo que esperaba me dio un buen susto cuando apenas pude colocar un pie tras otro...tengo que frenar un poco. Parece que he tomado una buena ventaja con la luz que me perseguía. Me quedan dos km y me hacen saber que soy segundo. Miro hacia atrás, no hay rastro de luz, pero tampoco hacia delante. La carrera será contra mi mismo a partir de ese punto. Intento marcar ritmo y me intento pellizcar, pero me falta ese fuelle que encuentro en otras ocasiones...no se me puede ir...
Llego al último cruce, me confirman mi segunda posición diciéndome que falta sólo una cuesta y estaba la meta. Me topé de bruces con la horrible sensación de no poder más...tengo que comenzar a andar a tramos, porque la inclinada cuesta no cede y se alarga en la penumbra. Al fin alcanzo la cima. Es la rotonda de meta. Sólo quería llegar ya y calmar mi agonía. Mis piernas vuelven a acelerar. Saludo a mi familia celebrándolo. Entro en meta con el número dos en mi mano. Me cuesta creer que haya conseguido el segundo puesto de la general. Tras un buen rato de espera subo a un nuevo escalón del podio, esta vez sin tener que pasar por el filtro de las categorías. No hay discusión posible, sólo uno pudo correr más que yo.
Tras recibir mi trofeo y de vuelta a casa, no me pesa tanto el podio como la carrera que he realizado y con la sensación de poder haberlo hecho mejor cuesta arriba me pregunto...¿me habré vencido a mí mismo?
¡Ole! La última foto ha "quedao fenomena", con la luz de fondo en tu cocoroco te da más glamour y todo :P
ResponderEliminarGlamour...lo que se dice glamour después de correr, "to sudao" y sin zapatillas puestas...regular...pero bueno...algo de luz sí que brilló...;)
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