Yo no nací para ser un Ironman...
Yo no nací para ser un Ironman. No tengo un don que me haga especialmente apto para hacer triatlón de larga distancia, ni tengo facilidad para alargar brazadas o pedalear con fluidez durante horas y horas...es más, si pienso lo que estoy sufriendo, todo lo contrario.
No soy más que alguien normal, con muchas limitaciones y creo que lo más alejado posible a un superhombre, que es la imagen que parecen dar las personas que hacen un Ironman.
Pero eso sí, terco y tozudo como nadie. No importan las dificultades, ni la razón, ni tan siquiera la sensatez; cuando aparece algo en mi mente y creo ello, voy a por ello aunque no sea capaz de hacerlo o quede tan alejado de mí como hacer un Ironman.
Este es uno de mis mayores defectos, creer demasiado en mí...pero también es de mis mayores virtudes. Así que un día, no sé cuando ni en qué momento, el Ironman se cruzó en mi camino. Ese camino de las cosas imposibles que hace que haga cosas que nunca pensé llegar a hacer...el camino que esta vez tiene su fin en algún lugar de Zurich...
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