El día que te apuntas a un Ironman...
No sé si os ha pasado, pero cuando uno hace click en el botón para confirmar su inscripción en un Ironman sin haber hecho nunca un triatlón, lo primero que piensa es: "¡Dios mío!, ¿qué he hecho?". Y un sentimiento de arrepentimiento y euforia te invade por igual en ese instante. Y conforme se va acercando el momento el arrepentimiento va creciendo hasta la misma línea de meta, donde la euforia se hace dueña y señora de todo y compensa todo el sacrificio y esfuerzo que has estado realizando durante más de 7 meses.
Esta foto la tomé justo después de inscribirme en mi primer Ironman. Tras jurar y perjurar después de acabarlo que EN LA VIDA IBA A REPETIR, estoy a tan solo 10 días de enfrentarme de nuevo a los 226km. Y no sé si el arrepentimiento es mayor cuando se desconoce que cuando ya sabes lo que te vas a encontrar.
El reto asoma y las ganas van en aumento. Los deberes ya están hechos y no me puedo reprochar absolutamente nada en un año realmente exigente. Ahora toca rematar, toca abrir los ojos cuando las plantas de tus pies toquen el agua y creerte el regalo que tienes justo delante: la oportunidad de poder cruzar la meta más lejana jamás contada...la meta de un Ironman.
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