Tenía que ser Roth...

Era una mañana de Julio, mientras aún intentaba averiguar cómo llegar a nadar 1000m, pensaba cómo sería eso de hacer un triatlón. No sabía por qué me había embarcado en estrenarme haciendo medio ironman. Me quedaba tan lejos todavía la meta...Entonces en mi mente apareció la enésima locura y embelesado como por el canto de una sirena, se me encendía algo más que el alma viendo imágenes de un tal Challenge de Roth...Como un niño atraído por un escaparate de caramelos fui picando y dejándome llevar hasta que me vi aquella mañana esperando con el móvil preparado cual pistolero y el corazón palpitando como si de una de esas angustiosas sesiones de natación se tratase. Pronto me di cuenta lo difícil que era aquello (las inscripciones volaron en menos de 20 segundos) y aún taquicárdico, noté como un leve suspiro de alivio salía de mi interior. 

"Venga Buyo, seamos realistas...no has hecho ni un triatlón, te estás matando en el agua para hacer mil asquerosos metros y te quieres apuntar a un Ironman..."

Aquellas imágenes se han repetido en mi cabeza una y otra vez. Se ve que hicieron mella, porque al año siguiente me estrené en Zurich y a pesar de no olvidarlo, la apertura al día siguiente de las inscripciones del Ironman no fue el mejor momento tras haber jurado y perjurado que "uno na ma".

Pero tras hacer Frankfurt, no había perdido de vista Roth, y el día de la inscripción volvía a estar delante del ordenador refrescando la página desde las 9:50h, pero de nuevo en menos de 15 segundos todo quedó en nada. No lo podía creer. ¿De verdad hay 5.000 tíos más rápidos que yo escribiendo sus datos y dándole a F5? Así pues, me volvía a quedar con las ganas, aunque tonto de mí, pues la fecha del próximo año del Ironman de Roth era prácticamente un imposible para ir. Lo hice por el gusto de poder tener aunque fuera la oportunidad de inscribirme...

Prácticamente había olvidado la idea de Roth, dándolo casi por imposible, cuando de pronto un día recibo un mail diciéndome si quería formar parte de una lista de espera para el Ironman. Solo tenía que responder el mail. No le tenía mucha esperanza la verdad. Al haberlo intentado varios años, parecía más un formalismo por parte de la organización para contentar a la gente que otra cosa, pero cual fue mi sorpresa cuando a los pocos días recibo un correo donde me dan un código para poder inscribirme. ¡No me lo podía creer! ¡Puedo inscribirme! ¡En Roth! ¡En el Ironman de los 15 segundos! Espera, espera...1 de Julio...volvía a estamparme con la realidad, no puedo ir, son muchos inconvenientes...incontables que no os voy a aburrir....

Con el paso de los días voy olvidando la idea, pues la logística se torna en imposible. Había estado mirando otros Ironman, pero no me acababan de ilusionar. Incluso había pensado hacer un descanso este año de la larga distancia. El tiempo pasa y la opción está completamente aparcada.

Pero solo persiguiendo la utopía puedes acercarte a ella y un buen día recapacité y decidí quemar todos los cartuchos. La opción se extendía hasta la medianoche del 1 de Septiembre, fecha en la cual expiraba el código para inscribirme. Ese día era clave. Y tras mover cielo y tierra, me plantaba delante del ordenador, esta vez sin prisas, para poder apuntarme a la prueba por la que suspiraba cuando comenzó todo esto.

Así pues...señoras y señores...¡¡¡NOS VAMOS A ROTH!!!

Y...¿Por qué Roth? Pues por esto...




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