La voluntad para hacer un Ironman...
No os voy a hablar de lo que cuesta afrontar el día a día, ni de las ocupaciones, los compromisos, ni tampoco de lo entretenido que te tiene el trabajo. Eso ya lo conocéis de sobra y no seré yo el que os lo descubra.
Pero sí voy a hablaros de estos tres días. Tres días con tres entrenos de los que marcan la diferencia entre aquellos que llegan a la línea de salida y los que suspiran con ella. Tres entrenos que te hacen recordar aquella famosa frase de aquella película que nunca recuerdo su nombre: "Faltó tan poco para que esto no llegara a suceder".
Y es que la diferencia es tan ínfima entre que algo pase y que no lo haga, que ambas partes solo están separadas por la delgada línea de la voluntad. Esa que tanto hay que trabajar en este arduo camino y que tanto cuesta, pues para hacerlo, necesitas de la propia voluntad.
Lo cierto es que el viernes a las 7.00h estaba ya dando brazadas en la piscina, el sábado ponía el despertador a las 5.00h para la paliza en bici y hoy apuraba hasta las 19.30h para salir en la larga tirada a pie. Sé que muchos de ustedes pensará que soy un flipado. Es cierto. Si no, pregúntenle a mi voluntad...
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