III Duatlón Lagunas de Medina...
8 de Marzo y es la primera prueba de la temporada, pues llevo sin competir desde aquel lejano Ironman de Vitoria. La semana pasada hubo un amago de competición, pero llegué tarde a la carrera y me tocó hacer de liebre. Muchas cuestas en la Casa de Campo, pero a pesar de ello, carrerón que se marcó Yoli. ¡¡Vamos!!
Así que tocaba apretar esta semana y no ha estado nada mal, porque he dejado en la saca un total de 9 entrenos en 7 días con el que nos hemos marcado hoy. Lo cierto es que la competición es el más firme reflejo de la realidad: un mes sin poder coger bici, presagiaba un rodaje un poco agónico y una carrera corta me auguraba poder apretar como me gusta. Así fue, ni más ni menos.
Comenzamos todos apretadizos para reconocer los 3 primeros kilómetros, donde a alguno ya le costaba contenerse. Tras la pausa reglamentaria se daba la salida y ahí ya no había ningún amigo. Salgo con Ale y el ritmo resulta alegre, aunque un par de repechos puestos a mala leche terminan de enfilar a la peña. Pasado el primer km la verdad que iba bastante desahogado para poder tirar, pero preferí quedarme a tirar un poco porque tampoco pintaba yo nada por ahí delante.
El tramo de 3km pasa a 3'49'' y estoy entero para poder pelearme con las dos ruedas. Sabía que poco después de salir me iban a empezar a pasar todo el mundo, pero tenía claro mi plan de carrera. Después de pensar que iba a salir a cumplir con el trámite poco a poco fui apretando hasta dejarme el resto en la última parte del recorrido. Muchos repechos traicioneros que me van estupendamente a mi forma de pedalear (nótese la ironía por favor). Sobrevivo y voy tomándole la matrícula a una de las caras conocidas que me pasó en bici, pero que no se consiguió escapar del todo.
Acabo el tramo de bici deseando tener noticias de este compi, pero no lo veo en el tramo a pie que se divisa, con lo que imagino que se me ha escapado vivo. Muy lejos ya para pillarlo y el tramo de carrera que queda no llega a 3km. Dejamos la bici con una media de 29,5km/h.
Aún así suelto la bici, me "enzapo" y empiezo a correr como si me estuviera persiguiendo una sopa de murciélago (este chiste no se entenderá pasado unos años). Me noto increíblemente acelerado, e intento regular un poco, pero aún así el primer km con repecho incluido lo marco a 3'50''. No tengo noticias de mi antecesor, con lo que estoy en tierra de nadie peleándome tontamente. Aún así hay algo dentro de mí que no me deja tranquilo si aflojo y no echo el resto por si surgiera la oportunidad. Sigo sin divisar a nadie, pero cuando voy mediado el km 2, comienzo a ver el puente en alto que marcaba el giro y tras un par de vistazos...¡Ahí está! Pongo la quinta marcha, mientras los cálculos en mi cabeza comienzan a hacer cábalas de la distancia a la que puede estar y si me dará tiempo de pillarlo. Ufff...muy difícil...pero la velocidad de depredador ya la había activado.
Continúo por la recta, subo cuesta con giro, cojo rotonda, paso por el puente, segunda rotonda...todo ello sin volver a divisar a mi presa, lo que me hacía temer que quizás me he flipado un poco y estaba demasiado lejos. Pero cuando enfilo ya la recta final donde restarían unos 600m, aparece al fondo. Por cierto, el km 2 lo acabo de dejar a 3'45''. Aumento zancada y voy calculando milimétricamente el momento justo en que lo voy a adelantar. Mis cálculos parece que no habían fallado. Me voy acercando a ese ritmo del que uno disfruta verdaderamente de esto y cuando nos separan unos 100m me escucha venir y aprieta. Me estaba esperando...pero ya era demasiado tarde, porque iba con esa zancada que te da el convencimiento de que lo vas a conseguir. Pasada estratosférica con la línea de meta asomándose a 3'33'' en ese último km, marcando el tercer mejor tiempo en ese último sector.
Acabo reventado, pero con la sonrisa de volver a sentir sensaciones que solo te da la competición. Ahora toca seguir apretando dientes entrenando y creo que me he ganado saborear de vez en cuando hincar el diente a alguna prueba...
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