42...

En la mañana de un día cualquiera despiertas con la sensación de que algo no ha cambiado. Pero el amanecer trae tras de sí el vuelco que pone de nuevo el corazón a latir a ritmo de 42 pulsaciones por deseo y al volver la mirada hacia el infinito el límite se extiende más allá del mismo horizonte. El cuerpo se mueve solo y estás a la merced de la voluntad que caprichosa se manifiesta cada vez que se alza la vista. Y sólo se parará tras cruzar la línea...para volver a empezar en la mañana de un día cualquiera.

MARATÓN DE SEVILLA
22 de Febrero de 2015

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