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La carrera de ayer deja dos vías abiertas en mi pensamiento. Empezaré explicando el desarrollo de la carrera, que constituye la vía chunga. Sin grandes expectativas, comenzaba mi andadura tras un Miguel Reyes que se tornaba en velocidad punta en los primeros km. Un ritmo demasiado alto para mi estado de forma actual, que a pesar de todo decido mantener. A duras penas mantengo la estela de mi compañero ante la constante insinuación de repechos. A partir del km 6 continuar con el mismo ritmo bajo el sol que comenzaba apretar de verdad, era prácticamente imposible. Muy fatigado intento mantener la velocidad hasta casi el final. Cualquier atisbo de aumentar el ritmo me producía fatiga, así que no pude ni sprintar al final. El ritmo de la carrera me había matado. La sensación de no poder con el asfalto en cada tramo de la carrera había sido constante. 
La otra vía es la del reto que se me plantea por delante. Entrenar, entrenar y entrenar. Estos 9.4 km me han tocado la moral. Así que se preparen.
Lo mejor de la carrera, encontrarme con varios amigos allí. Dejo registro gráfico del evento. Por cierto, el resultado no estuvo del todo mal:
                                                          
                                                           Posición en la general: 113
                                                           Posición de mi categoría: 21
                                                           Tiempo: 39:03 min

Y...¿para qué esperar? Esta misma mañana he comenzado con el entrenamiento del duatlón del próximo día 20. Han sido 19 km en bici y 4,3 km corriendo. Me duelen mis piernecitas, pero las sensaciones no han sido tan malas. Vamos allá.