Presuntuoso...
Si hace justamente dos días me regocijaba por haberle rebatido a la distancia su autoridad, hoy me vuelvo a arrodillar para rendir un homenaje a la humildad y el esfuerzo de un compañero de aventuras. ¿Quién me dio siete días de vida al nacer? ¿Quién dijo que nunca podría moverme? Os presento a Maickel Melamed.
Merece la pena leer su historia:
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