El tren de la vida...

Y allí estaba yo. En una estación esperando a que llegara mi tren y disfrutando sorbo a sorbo de la espera. No sé si os ha pasado alguna vez, esa sensación de no saber muy bien adónde vas, cuáles serán las paradas que hará tu tren, o incluso echando la vista más allá, incrementar la certeza al mirar por el cristal de no tener ni la menor idea de dónde estará la última estación. Me subo al tren del que, en realidad, no me he bajado.
En un abrir y cerrar de ojos, el tren vuelve a parar. Está todo helado, menos mi cabeza que no para de carburar pensando cómo habré llegado hasta aquí. Sonrío, sin darme cuenta que el tren, en realidad, no ha parado. Sigo con mi manía de soñar con la siguiente estación, y no disfrutar por completo de la de ahora hasta que no ha pasado. 
Es sólo un stop & go...noto como el tren vuelve a tomar la vertiginosa velocidad que llevaba, casi al mismo ritmo taquicárdico de un final de carrera. Ahora no puedo parar, mi trayecto aún no ha acabado. Alzo la vista y comienzo a divisar mi próxima estación, que mis pies conocen bien.
Y no paro de soñar....soñar....soñar....



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