Bebiéndome el camino...

Hoy tenía que escribir, ya que sólo puedo hacerlo en esta fecha cada cuatro años. Han pasado ya 3 meses desde que estoy entrenando para el Ironman y quedan aún 4 meses y medio de duro entreno por delante. En este tiempo es verdad que no me estoy prodigando mucho por el blog, pero es porque lo que me viene a la cabeza sólo son lloriqueos y latigazos sobre lo duro y sacrificado que es esto. De verdad, no me sale otra cosa y no quiero repetir que estoy entrenando TODOS los días, con días de doble sesión y otros de entrenos que jamás pensé que sería capaz de hacer....¡Ea! Ya lo he hecho. Ya me estoy quejando. Prometo contenerme todo lo que pueda.

Es un buen momento para ir haciendo balance y ser positivo dentro de mis sollozos. La verdad es que me voy haciendo el cuerpo a la carga de entreno y voy asimilando bien el tener que integrar dentro de los quehaceres diario el entrenamiento. Mi día de descanso, sin duda, es el día que sólo tengo que correr y aún así caen 14km. A pesar del flashback de la semana pasada viendo en directo como los maratonianos se convertían en finishers en el maratón de Sevilla, tengo asumido que este año sólo hay una prueba en la que centrarse. El maratón tira mucho y la sensación del sub 3h del año pasado la tengo grabada a fuego (volveré al 4.2), pero esta temporada tengo Zurich entre ceja y ceja.


Y mientras me voy bebiendo los días que me llevarán al corazón de Suiza, el calendario me tiene preparada una sorpresita para que no se me haga larga la espera. Un entreno entre amigotes para ir poniendo el cuerpo a tono. Oye, ¿y si hacemos un medio Ironman? Pues AMONOMAN. 


27 de Marzo de 2016




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