Maratón de Sevilla 2019...

Siempre se dice que la primera maratón es especial, pero lo cierto es que cada una que se vive, tiene una historia única e irrepetible que deja una huella imborrable en tus recuerdos con la distancia reina. 

La de hoy no iba a ser menos. Además de la tropa para animar, a la que me voy a mal acostumbrar, si no lo he hecho ya, iba a ser la primer maratón que saldría acompañado para correr. Tras una preparación express y apretar los objetivos como nunca, decidimos salir a pecho descubierto, a arriesgar, a jugárnosla, a cara o cruz...era la única forma de arañarle segundos a un crono que cada vez cuesta más rascarle. 

Y es que cuando se le pone una pizca de imposibilidad al reto, hace que la llamita dentro de mí se encienda. Iba a contar con la compañía de Manolo, que se iba a fiar del ritmo que le marcara (no sé si sabía con el insensato que se había topado). Así que a las 8 y poco de la mañana allí estábamos los dos después de buscarnos entre la multitud, rodeados de 13000 colgados que iban a patearse 42km y 195 metros. Obcecado en el objetivo asentimos con la mirada y antes de poder pensarlo mejor, ya estábamos recorriendo el asfalto sevillano a 4min/km.

Era consciente que el ritmo era de locos, pero por momentos parecía hasta cómodo durante los primeros kilómetros. Las primeras dudas comenzaron entre el 10 y el 15, donde algún km amagó con asomarse por encima de lo deseado y el esfuerzo de contrarrestarlo hacía presagiar que el maratón pasaría la factura más pronto que tarde. Vamos clavando el tiempo a pesar de algún segundillo suelto. La idea era llegar a la media maratón en 1h 24min 30seg. Dicho y hecho. Había podido ver a mi tropa a la salida y en el km 13 y sabía que iban a estar cerca, sobre el 22, así que a pesar del cansancio me obligo a poner buena cara hasta ahí.


Los kilómetros eran una lucha constante entre el crono marcado en el gps, el crono que marcaba la maratón y el crono que marcaríamos al final. Había que ir controlando los 3 y los números bailaban en mi cabeza constantemente, mientras iba dando órdenes a mis patitas. Y dentro de este baile, iba escuchando a Manolo: "Buyo vamos a 3,50....Buyo me está marcando esto 3,45..." y Buyo no le hacía ni puto caso a Manolo 😂. Sabía que íbamos a necesitar tiempo al final y cualquier amago de ceder o dosificar eran segundos de más en meta. 

La veintena aprieta y esto comienza a hacerse largo. Sabía que hasta el 30 aguantábamos, pero más allá de ese fatídico km todo puede suceder. "60 minutti en una maratonni son molto longo". Este dicho en italiano de Joaquín, es completamente cierto. Se han ido escapando algunos segundillos y algún km mal marcado hace que las cuentas sean difíciles de llevar. Pese a ello seguimos en tiempo, con un gran grupo a nuestras espaldas que parece disfrutar del ritmo que vamos llevando. Tenemos que comenzar a marcarnos microobjetivos para empezar a engañar a la mente: hasta el 32...ahora 3 hasta el 35...ahora de nuevo al 38...

Aquí ya no hay amagos, aquí ya algún kilómetro se te puede ir al limbo y el margen es cada vez más estrecho. A pesar de ello seguimos empeñados en seguir empleando el mismo tiempo los mil. Cada kilómetro a ritmo era todo un éxito a estas alturas. Estamos llegando al final y ya la maratón está atizando a su antojo. Vamos apretando dientes y seguimos juntos. No nos hemos separado en toda la carrera, pero tenemos un objetivo y es hora de echar el resto. Cruzamos el km 40 aún pegados,  pero la distancia se está eternizando. Hemos aguantado como verdaderos jabatos, pero yo tengo que ceder...Manolo coge unos metros y no le puedo decir si quiera que tire, aunque nos entendemos perfectamente con nuestro lenguaje corporal. Son 2km, el tiempo avanza inexorablemente y había que tirar con las fuerzas que le quedaran a cada uno. 

Desde hace un par de kilómetros el cuerpo ha dicho basta, y lo único que te hace continuar es eso que no se puede definir que tienen los que les apasiona esto. No es que tuviera ganas de pararme, es que me hubiera tirado al suelo directamente en esos momentos. La gente se comienza a agolpar en esa zona, pero apenas me da tiempo a fijarme en nada ni nadie y me doy cuenta que he ido tan concentrado en la carrera, que apenas he reparado en mi alrededor durante la cantidad de kilómetros que llevaba recorridos. Me queda una vez por ver a mi gente y a pesar de haberse escapado un poco el crono, no quiero dejar un reguero de quejas en mi última aparición. Me animan y gritan como locos, como lo han estado haciendo durante todo el recorrido. Los últimos ánimos me hacen despertar un poco de mi agonía y me obligo a dar el resto en los metros que quedan. 


Las piernas no responden, el pulmón tampoco, pero los últimos metros aprieto...puedo decir que apreté todo lo que pude para no reprocharme nada una vez cruzara la meta. El último vistazo al crono me hace saber que solo se me han escapado algunos segundillos, pero entro en meta sonriendo, porque desde la alfombra azul voy divisando a Manolo que entraba portentoso por debajo de 2h 50min...justo 7 segundos antes.

Unos segundos después cruzo por fin el arco azul, dejando el reloj en 2h 50min 18seg...Manolo me esperaba tras él y en su rostro se reflejaba la felicidad de haberse cobrado una bien gorda y además a lo grande. 

Mientras vamos intercambiando impresiones, la sonrisa nos acompaña en el camino. Atrás quedan otros 42km y 195m, mi séptima maratón y otra maratón mejorando tiempo, esta vez dándole un bocado de 4min 20min a la anterior y logrando una marca inimaginable para mí. Pero el mayor premio de hoy ha sido ver entrar a Manolo en meta justo en el tiempo que le tenía preparado...que grande es esto del maratón...




Comentarios

Entradas populares