Medio Ironman Marbella 2019...

Si hay algo que me tiene enamorado de este tipo de pruebas, es que no hay forma de engañarlas. Aquí no hay autocompasión, ni verdades a medias, ni ningún tipo de realidad maquillada. Te estampas de bruces contra ti mismo y con lo que hayas hecho para llegar hasta allí. Ni más ni menos. No entra la suerte...no hay ayudas...sólo estás tú y 113km por delante...

Era perfectamente consciente de lo que podía hacer, aunque el sector de bici me seguía teniendo algo despistado, pues no tenía del todo claro a cuanto ascendería la dureza del mismo. Sabía que había probado poco la piscina y había rodado menos de lo debería, pero de todas formas una cosa tenía clara: tenía muchas ganas de competir y disfrutar del evento.



Las ganas van en aumento cuando te dejas envolver por todo lo que te rodea y comienzas a ver las caras de los participantes e intentas imaginar la historia que hay tras cada fachada. Un poco preocupado por el frío nos plantamos en la orilla a las 7.30h de la mañana, esperando nuestro turno de salida mientras contemplamos el mar hasta ahora en calma.  Me despido de la family, comenzamos a caminar...agua en los pies...¡y a nadar!

Creo que es la primera vez que disfruto en la marabunta de brazadas en la que nos vemos inmersos, todo ello a pesar de la patada que recibo en la cara de regalo. El agua está fría, pero como era de suponer, preocupado más por otras cosas, el frío pasa a un plano completamente secundario. Voy nadando con la impresión de haber acertado en la oleada para salir, ya que noto que la corriente de nadadores va ayudando a avanzar. Tras el viraje, el viento que comienza a soplar hace que el oleaje se deje notar, pero sigo con el pensamiento centrado en seguir disfrutando. No me importaba el tiempo con el que saldría del agua, pero sí las sensaciones, y así voy acercándome a la zona de salida, donde todo el mundo espera, incluida mi familia.

Salgo bastante contento del agua (42:07) y es importante comenzar la prueba así, más sabiendo lo que espera. Ante el griterío distingo algún grito de los míos y vociferando llamo la atención del resto (qué difícil es distinguirnos entre la multitud de neoprenos negros y gorros idénticos). Un poco mareado por el meneo del mar voy quitándome el neopreno intentando no caerme. Las transiciones son un mundo aparte desde luego. Intento no olvidar nada y salgo corriendo descalzado por la bici. Ahora empieza lo bueno.

La primera impresión es que hay mucha gente...muchísima gente, con lo que no sé muy bien cómo manejarán el tema del drafting. Durante el recorrido me di cuenta que estaría acompañado de gente todo el camino. Era inevitable desde luego, aunque eso sí, intentaba no ponerme en la trazada de nadie y quizás esto lo tenían en mente los demás y había veces que casi tenías que ir esquivando en algunas zonas que se estrechaban o se juntaban tres corredores adelantando. No tardó el terreno en intentar enfilar a la gente, cuando en un temprano km 5 se presentaba un rampón que obligaba a bajar el desarrollo a tope para poder superarlo. Empezaba lo bueno y no iba a acabarse pronto.

Desde que comenzó a subir no dejo de hacerlo hasta el km 20. Fueron 15km dando pedales con paciencia y con cabeza, ya que cualquier exceso en esta primera parte lo pagaría caro después. Como no conocía el terreno, fui prudente, aunque constante, pero el ir adelantando continuamente a gente no me daba tampoco demasiada seguridad de que no estuviera dando un punto más de lo que debiera. Sigo siendo un novatillo en estas lides. 

Las bajadas se mezclaban con rampas y los toboganes no dejaban un descanso prolongado a las piernas. Cuando bajaba intentaba apretar para ganarle algún segundilla perdido hacia arriba, aunque el exceso hizo que se me saliera la cadena en una bajada larga y obligarme a parar. Durante todo el sector de bici voy escuchando un ruido en la bici, que pronto descubrí que se trataba del freno delantero que iba rozando con la rueda delantera. No quiero aventurarme a tocar nada para no empeorar la cosa (hice bien, porque al cambiarlo tras la prueba rozaba más), pero tampoco dejo que me coma la moral. Nos vamos cruzando continuamente con los compañeros que están compitiendo y mientras vamos volviendo de nuevo cuesta arriba voy pensando en aquella subida a Las Palomas de hace algunas semanas. Sé que no puedo conseguir un crono competitivo aquí, pero al menos le he perdido el temor a las cuestas y eso es un gran paso adelante para mí.

Vamos ya de vuelta, ahora sí el terreno se inclina bien abajo y la bici alcanza los 75km/h. Antes de matarme, me controlo un poco y una vez alcanzada la horizontalidad de la carretera no dejo pasar la oportunidad de seguir pedaleando a tope para llegar. Suelto la bici en 3h25min, mejor de lo que presagiaba mientras iba subiendo, sabedor de que falta mi mejor sector. Toca correr.

He conseguido ver a mi "support team" justo antes de llegar y salgo como un rayo de la T2. Sé que tengo que controlarme, pero dejándome llevar un poco peco de imprudente y marco el primer km a 4'. Me obligo a frenar y empiezo a meter ritmo. Vengo contento del resto de la prueba, aunque toca rematar. Ahora sí comienzo a adelantar continuamente, lo que sería la tónica general del resto de la carrera. Voy con ritmo, voy adelantado y voy disfrutando, así que no puedo pedir más. El paisaje  que acompaña también hace lo suyo y cruzar por delante de la meta viendo como algunos van terminando también ayuda a motivarte, sabiendo que en un rato serás tú el que esté recorriendo la alfombra roja y negra. 

El tramo contra el viento comienza a hacerse un poco largo, aunque voy concentrado buscando caras conocidas que sabía que estarían cerca: Ale, Manolo, Javi, Arturo, Luis, Dani, Alberto...Los gritos de ánimo se intercambian a ritmo de competición mientras cada uno va empecinado en su objetivo.

Se me hace más corta la vuelta, también sabiendo que encontraría a los míos cerca de meta. Mientras disfruto del paso por aquella deseada zona y los gritos, voy restándole km a la prueba: ya solo queda una vuelta. Ahora tocaba apretar los machos, porque comenzaba lo duro. Los pensamientos empiezan a pesar, algún calambre que otro se hace notar y el cuerpo ya te hace saber que sigues corriendo tan solo por inercia. Aquí es donde uno saca el orgullo y doblega una y otra vez a la voluntad. Y lo hice. Aunque el ritmo decayó un poco más de lo que me hubiera gustado, iba pellizcándome continuamente para no declinar y abandonarme a la simple supervivencia. 

Sigo yendo con la sensación de no haberme adelantado prácticamente nadie desde que eché a correr, y me obligo a que siga siendo así en los km finales, donde ahora sí me exprimo para aumentar el ritmo y dejar lo que me queda por el camino.

A medida que la meta se acerca, más aprieto y mi puño se va cerrando como si eso me diera un extra de energía que iba reservando. Las vallas van apareciendo y mientras avanzo entre ellas voy localizando a mi familia que me da el último aliento antes de enfilar la recta de meta. Dejamos la media maratón en 1h33min y celebro todo el esfuerzo realizado en apenas 30 metros. Acabo de completar otro Medio
Ironman. Sería un error pensar que esto es un paseo, por no ser un Ironman. Todo el que entró por el arco de meta, sabe de sobra que no es así. Por eso toca celebrar con la medalla colgada al pecho, aunque sea por hoy, que ya mañana, toca volver a entrenar...



PD: Como anécdota reseñable la grupeta que fuimos desde San Fernando, ganó la segunda posición de Triclub en la prueba gracias a los máquinas de los que sigo aprendiendo en este mundillo. Enhorabuena.

Y para premio el que se merece mi equipazo.


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