Mi cita...

Cuando uno tiene una cita, suele prepararse de forma especial para tal día. Algunos se acicalan durante horas, otros se preparan en los días previos, e incluso es una buena idea llevar algún regalo. Yo estoy preparando mi cita desde hace ya algún tiempo. En plenos carnavales, se hace más complicado prepararla, ya que el espíritu de Don Carnal se manifiesta para tentarte y poder relajarte un poco en la gloria, o mejor dicho, en el gloria. No hay tiempo para eso, me repetía esta mañana mientras me afanaba en aportar a mi regalo un nuevo toque especial. Y es que a tan sólo 15 días de mi cita con mi grandeza, ni un sábado de carnaval, ni el frío de estos días son motivos suficientes para no darle un penúltimo empujón al regalo que estoy preparando para ella. 
El desgaste mental a estas alturas ha sido realmente grande. Si ya es difícil mantener la concentración en un sólo día, imaginad lo que significa estar concienciado a diario para darle un nuevo matiz, una nueva ilusión y añadir un toque singular a mi regalo de todos los días. Las energías absorbidas y el cuerpo mermado por el esfuerzo de exprimirme y sacar lo máximo de mi. Ese es el resultado. Pero como he dicho antes, para preparar un buen regalo, hay que dedicarle un mimo especial a su elaboración.
Lo gordo está hecho. Ya sólo queda colocarle el lazo. Estoy haciendo el mayor regalo que mi grandeza ha podido ver en su vida, pues llevo preparándolo desde antes de conocerla...

En tan sólo 15 días, mi grandeza y yo nos encontraremos, y podré decirle al fin, cuánto deseaba encontrarme con ella. 




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