Motivación...

El tiempo que resta para la maratón se va agotando inexorablemente, mientras hago acúmulo de fuerzas, ya que a estas alturas están algo mermadas. Cansado de correr un día tras otro, toca buscar una motivación que se me hace esquiva de cara a mi gran cita. Como ya te dije un día, mi historia no es tal si no la comparto contigo.

Amigo, si supieras lo importante que sería para que mi encontrarte allí. Hace poco me recordaban a través de un vídeo, que en la vida uno tiene que gastar su tiempo en las cosas que realmente te apasionan, aquellas que te hacen querer sacar el sol antes de tiempo por las mañanas o que no te importe retrasar la hora de ir a la cama, las que te hacen sentir vivo y palpitas con cada minuto realizándolas. Querido amigo, quizás no lo sepas, puede ser que no lo hayas visto o que yo no te lo haya dicho claro con un café en la mano, pero a día de hoy, en mi ajetreada locura diaria, correr es mi vida. Es lo que hace que vayan pasando mis días, hasta que llega la fecha señalada, y entonces, querido amigo, el tiempo se detiene. Pero mi cronómetro es cuando echa a andar y voy contando cada segundo que comienzo a vivir. Y mientras eso pasa, te imagino en el camino. Querido amigo, para mi no habría mayor motivación que tú fueras el que pusieras en marcha ese cronómetro y respiraras conmigo a cada paso que diera intentando vencer al gigante que me espera.
A pesar de todo, el mundo seguirá girando, y yo seguiré deteniéndolo, esperando a que te subas a él...


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