Y así es como se hace...

Desde que dio comienzo el curso, me propuse volver a mi rutina de entrenamiento, pero mi estado de forma tras el verano y mis 5 kg de más (es como si el Buyo de Junio corriera con una garrafa de agua a cuestas)  me hicieron ir suavizándolo a medida que avanzaba en él. 

Pero esta semana me he plantado y me he autoconvencido de que la hora de la verdad ha llegado. Es el momento de empezar a machacarme. Así pues, me planteé una semana con 85 km, incluyendo 2 días de duras series. Sigo odiando las series, pero cada vez estoy más convencido que los entrenamientos de calidad son los que te hacen avanzar y arañarle segundos al crono. Y así, llegamos al día de hoy...

24 km por delante...el día amanece gris, las calles mojadas y el peso de la exigente semana recaen sobre mis cargados músculos, pero lo peor de todo es que dentro de los 24 km, 10 de ellos los tenía que recorrer en 44 min. La exigencia de la velocidad parecía incompatible con el largo rodaje, pero había al menos que intentarlo. Comienzo a rodar segundos por encima de los 5min/km y es a partir del km 10 cuando comienzo a multiplicar zancadas cada vez más largas. Primeros 10 km completados en 49'50". Al principio del nuevo ritmo me siento cómodo, víctima del masoquismo intrínseco que llevo conmigo de disfrutar un poco más rápido del umbral de la comodidad ordinaria, pero el peso de los km es cruel y los últimos km  tras empaparme son un suplicio para mantener la velocidad. Completo los segundos 10 km en 42'20". He rodado por debajo de los 4:20min/km.

Destrozado voy arrastrándome por los km restantes, pensando que de nuevo he dado una vuelta más de tuerca a este continuo reto. Pero no puedo regocijarme por mucho tiempo...mañana me esperan 20 km...


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