3,2,1...

Quedan 3 días. La semana, escasa en entrenamientos, comienza a dejar dudas y más dudas, mientras el ritmo de carrera sube y baja continuamente en mi cabeza. Y es que los 42 pesan casi tanto antes de correrlos como durante, pues dan mareos sólo de pensar que el ritmo que pretendes llevar durante más de tres horas no has sido capaz de llevarlo en alguno de tus entrenamientos. De mi mente no se van lecturas de montones de blogs y crónicas que narran como los últimos 10km cuesta arriba de la maratón de Madrid acaban contigo. Si de por sí hay que trabajar para superar esos últimos kilómetros, Madrid hace que la tarea sea aún más ardúa y amarga.


Aún así, mi confianza está intacta y el peso del dorsal y el nombre de mi espalda me aseguran al menos que el combate estará igualado...Madrid...¡ya voy!

¡¡VAMOS BUYO!!


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