Venciendo a la pereza...

Y vaya manera de vencerla. Llegar a tu casa a las 21.45h un lunes después de un día intenso, con frío, charcos everywhere y con ganas de dejarle mi figura al sofá, por no hablar de la cena, no son las condiciones idóneas para motivarse a salir a correr. Y ha llegado el momento de duda subiendo la escalera: correr o no correr. El gran dilema del corredor. Pero la balanza se ha inclinado del lado de la voluntad. La semana pasada estuvo bastante cargada, con los 23km del domingo, partido el martes y otros 26 km el resto de la semana, acabé decidiendo descansar el fin de semana para no sobrecargar musculatura, ya que había notado molestias. Es lo peor que puede pasar corriendo. Notar molestias, porque crean mucha inseguridad: no sabes si puedes apretar el ritmo, si yendo más lento se pasará, si llegarás a los km que quieres hacer. Así que hoy quería hacer la última tirada larga antes del próximo domingo 27 (Media de Córdoba), para no acercarla demasiado al día de la carrera. Pero también quería recuperar las buenas sensaciones. Molestias he sentido, pero he ido medio rápido y con la sensación de que puedo ir más. Llegado al km 15 aparecía el típico bajón, pero la música me hizo comerme ese km y el siguiente y así hasta llegar al 18. Cuando corro, me imagino llegando a la meta, no sólo en Córdoba, sino en París, y veo que cada km que recorro, estoy más cerca de ella.







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